Antes, durante y tras la conquista del trofeo de la Finalissima, Lionel Messi estuvo rodeado de afecto. Desde los fanáticos que colmaron las tribunas del mítico estadio de Wembley en Londres, hasta sus compañeros, cuerpo técnico y el resto del contingente albiceleste en territorio británico. Sin embargo, existe un amor que el capitán argentino no cambia por nada: el de su esposa y sus hijos.