El desahogo fue grande y se notó, porque gritó cada gol de Boca con todas sus fuerzas. Fernando Gago tenía claro que era fundamental traerse un triunfo de Junín, para romper de una buena vez la racha sin victorias como de visitante que se detuvo en 175 días (la última había sido el 19 de mayo, por la fecha 2, cuando goleó 4 a 2 a Central Córdoba en Santiago del Estero).