A sus 86 años, Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938) sigue en plena forma. Tanto en el plano creativo, como acredita su incesante ritmo de publicaciones, como en el físico. Reconoce a El Cultural que imagina las escenas de sus novelas mientras pasea... ¡o mientras corre! "Después las recuerdo y escribo notas rápidas cuando vuelvo a casa", cuenta.
Su producción literaria alberga más de cien títulos: cuentos, memorias, poesía, libros infantiles, obras de teatro… hasta ensayos sobre Mike Tyson. Aunque su verdadera reputación literaria corresponde a su desempeño en la novela. Con Carnicero, la última publicada en España —por Alfaguara—, suma ya 63, un dato mareante que evidencia la prolificidad de su escritura, aunque la autora le resta importancia: "No creo que trabaje más duro que mis colegas de la Universidad de Princeton o que otros amigos escritores".
Eso sí, "escribo con menos distracciones desde que vivo sola y doy clases solo dos veces por semana", concede Oates, que perdió a su último marido, el compositor Charles Gross, meses antes de la pandemia. Desde entonces, su trabajo diario está "rigurosamente planeado": comienza por la mañana y continúa durante todo el día, normalmente hasta la medianoche, pero con numerosos descansos a lo largo de la jornada.
Joyce Carol Oates: el horror y otros demonios
De su férrea disciplina se desprende la mencionada novela, que llegó a las librerías de nuestro país hace solo unos días. La escritora se inspira esta vez en el caso real de un médico, J. Marion Sims, que en la década de 1840 empezó a realizar operaciones experimentales a mujeres que se recuperaban de partos difíciles. "Uno de esos hombres cuya ignorancia es equiparable a su arrogancia", según escribió Daphne Merkin en la reseña para The New York Times, publicada también en nuestras páginas.
Silas Aloysius Weir, su trasunto en la novela, consideraba la vagina como "un verdadero infierno de suciedad y corrupción". Cuando preguntamos a la autora qué le falta a nuestra sociedad para que tanta gente siga pensando, casi dos siglos después, de manera similar al médico, nos remite al protestantismo calvinista, "un legado que tuvo influencia en la vida religiosa estadounidense durante décadas y tal vez aún la tenga".
La moral de la sociedad en aquella época, la que referencia Carnicero, incubaba ideas tan extravagantes como que la histeria estaba vinculada al útero, o que los clítoris eran responsables de los actos impuros cometidos por las mujeres jóvenes, lo cual propiciaba la amputación sin miramientos. Sobre el clítoris, concretamente, leemos en la novela: "El pequeño y ofensivo órgano en la boca de la vagina... como un órgano masculino en miniatura, con un fuego obsceno que se enciende desde dentro".
Carnicero "es sin duda una de sus obras más surrealistas y truculentas, en la que no escatima detalles repulsivos ni impulsos perversos", apunta Merkin en su crítica. Sin embargo, también señala que "resulta imposible desestimar sus observaciones sobre los temperamentos retorcidos y los actos de violencia aleatorios". Además, esta novela posa también su mirada sobre la evolución del feminismo y sobre cuestiones relativas a la marginación y la pobreza en Estados Unidos. Cabe recordar aquí que Oates se ha ocupado de la identidad cultural de su país en obras como Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas.
Joyce Carol Oates, de nuevo ante el racismo de Estados Unidos en su última novela
A este respecto, también se pronuncia en la entrevista con El Cultural: "Nuestros problemas son esencialmente políticos", asegura, y estos tienen que ver con la "división entre ciudadanos": por un lado, los que tienen una educación secular y están a favor de la ciencia y de la igualdad; por otro, "los cristianos evangélicos blancos" que "no están tan bien educados, desconfían de la ciencia y temen y odian a los inmigrantes y a las personas de color".
Oates tampoco obvia los asuntos relacionados con el cambio climático —"existe un falta de preparación en la mayoría de los estados para condiciones climáticas extremas", dice— y con la educación, la salud, el bienestar... "No hay suficiente apoyo financiero para servicios gubernamentales muy necesarios", protesta.
"Las editoriales estadounidenses no están cumpliendo con sus obligaciones de traducir y publicar obras significativas del extranjero"
Ante la inminencia de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que enfrentarán a Donald Trump y a Kamala Harris el próximo 5 de noviembre, no podemos evitar preguntarle si ve factible la posibilidad de que gane el primero: "Sí, por supuesto", dice sin ambages. Entonces, ¿cuáles serían las diferencias entre su anterior mandato y la próxima legislatura? "Esta vez no tendrá ningún escrúpulo y podrá cumplir sus amenazas de encarcelar y deportar a las personas que no le gusten", sentencia.
Por último, la escritora estadounidense reflexiona sobre impacto de la literatura española en su país. "Agradecería que me informaran qué autores españoles de la actualidad debería leer y que estén traducidos", dice, al tiempo que lamenta el hecho de que "las editoriales estadounidenses no estén cumpliendo con sus obligaciones de traducir y publicar obras significativas del extranjero". La novela más reciente escrita en español y traducida al inglés que leyó —"con mucho gusto", asegura— es Distancia de rescate (Random House, 2014), de Samanta Schweblin.