Roma es esa ciudad donde la antigüedad y la modernidad conviven hace siglos : la piedra travertina de los monumentos erigidos hace más de 2.000 años tiene grabada la historia de un esplendoroso Imperio que dominó el Mediterráneo, mientras que el elegante mármol de Carrara nos traslada a una época de innovación artística, protagonizada por grandes figuras como Bernini o Borromini. Esta cara B de la capital italiana pertenece a lo que conocemos como Barroco , un estilo que nació allí mismo, en el siglo XVII , y que más tarde comenzó a expandirse por Europa y por América. No es de extrañar, pues, que sea precisamente en Roma donde se encuentren sus piezas más representativas , entre las cuales destaca —al menos, por su actual gran afluencia de turismo— la Fontana di Trevi . Este monumento urbano, alrededor del cual giran multitud de leyendas sobre monedas, viajes y amores , requiere de periódicas restauraciones como la que está en marcha en 2024. Y aunque las autoridades no han informado sobre qué detalles de la fuente se renovarán ni hasta cuándo durarán las obras, lo que sí se sabe es que el Ayuntamiento ha inaugurado una pasarela panorámica para que los visitantes puedan seguir maravillándose con las vistas. La medida ha generado controversia: mientras que el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, insiste en que esta alternativa podría proteger el turismo, los locales señalan que la estructura metálica afea la fachada de la obra , concebida originalmente para embellecer la ciudad con esculturas que apelan a la mitología. En Historia National Geographic , sin embargo, no hay andamio que nos impida apreciar, y contar, la fascinante historia de esta joya arquitectónica del Barroco. De las manos de Pannini a la gran pantalla Ubicada en el corazón de Roma, esta majestuosa fuente fue diseñada para marcar el final del Aqua Virgo , uno de los antiguos acueductos romanos que suministraban agua a la ciudad desde el año 19 a.C. En efecto, con el objetivo de celebrar la abundancia de este bien natural , en 1732 el Papa Clemente XII encargó la obra a Nicola Salvi, otorgándole libertad artística, pero con una condición: la fuente debía estar dedicada al dios Océano . El arquitecto italiano, que no posee en su trayectoria obra más relevante que esta, murió antes de terminar la Fontana, pero el trabajo fue sucedido por Giuseppe Pannini, quien sí logró finalizarla e inaugurarla en el año 1762. Tres décadas de construcción dieron como resultado una fuente impresionante que hoy es ícono del estilo barroco y en un punto central del paisaje urbano romano. A lo largo de los siglos, la Fontana di Trevi ha sido restaurada en varias ocasiones: el más reciente de estos episodios (sin tener en cuenta el actual) fue en 2015 , cuando la casa de moda Fendi financió una completa renovación que costó más de 2 millones de euros , duró 516 días y contó con más de 25 expertos restauradores. No obstante, la consagración de la fuente como una parada turística obligatoria proviene de tiempo atrás: como otras muchas veces, el cine hizo de las suyas para otorgar a la Fontana di Trevi un aire peliculero, incluso romántico , del que no ha podido desprenderse desde entonces. Y es que, ¿quién no recuerda la emblemática escena de La Dolce Vita (1960) en la que los protagonistas se besan dentro de la fuente? Una moneda, dos monedas, tres monedas... ¿o más? A raíz de la obra cinematográfica de Federico Fellini, la joya del Barroco italiano saltó aún más a la fama internacional, invitando a enamorados de todo el mundo a recrear la escena , aunque nunca de forma tan pasional como lo hicieron Sylvia y Marcello : huelga decir que meterse en la fuente está prohibido y conlleva serias consecuencias legales. Los turistas, eso sí, se conforman con observar la detallada iconografía de la fuente desde la escalinata de enfrente, desde la cual también realizan un imprescindible ritual: según la leyenda, arrojar una moneda garantiza el regreso a Roma, mientras que dos monedas traen el amor y tres , el matrimonio. Todo ello, realizando el lanzamiento con la mano derecha por encima del hombro izquierdo. Es difícil saber cuándo se originó esta tradición, pero todo apunta de nuevo a la gran pantalla : esta vez, a una película llamada Tres monedas en la fuente (1954), dirigida por Jean Negulesco y conocida en España como Creemos en el amor . Y no hay duda de que la costumbre sigue fuertemente arraigada en el imaginario colectivo: según medios locales, en 2023 el monumento recaudó bajo sus aguas alrededor de 1,6 millones de euros . En 2024, las obras de restauración han dejado sin agua a la Fontana di Trevi , pero el Ayuntamiento de Roma tiene un plan para no privar a los visitantes de la experiencia: ya se ha instalado frente a la controvertida pasarela una especie de piscina que cumplirá la función de recoger el dinero. Además, la misma entidad estudia, en un futuro, cobrar a quienes deseen acceder a las escaleras que conducen hasta el monumento, lo que lleva a preguntarse: ¿cuántas monedas harán falta para visitarlo?